Nota a Fernando Iturrioz, dueño de una Siam 125 LD modelo 1958 elegida «Moto del Mes» en agosto 2018 en el encuentro mensual que el CSBA lleva a cabo en el Parque Irigoyen del partido de Gral. San Martín el primer sábado de cada mes.

Agosto premió como moto del mes a la Siambretta 125 LD modelo 1958 de Fernando Iturrioz.
Los miembros del CSBA, reconocemos en Fernando un tipo que, generalmente con un perfil super bajo y pasando desapercibido, está siempre pensando y trabajando para sus compañeros. Desde hacer las compras para los eventos, hasta poner a enfriar las bebidas en cada tercer viernes, él está en esos pequeños detalles en los que generalmente nadie piensa y con los cuales asegura que todos se sientan cómodos al momento del encuentro.
Además, es el socio ideal de todo aquel que proponga alguna actividad, por su compromiso y entusiasmo para empujar cualquier buena idea
Empezando la nota, Fernando nos cuenta que «no tiene historia familiar de motos» y que lo más cercano que él recuerde a esta pasión, fue algún tío fierrero, de origen alemán, que desarmaba y armaba lo que se le cruzara (autos, camiones, alguna moto… pero mas por la pasión de armar y desarmar que por otra cosa) y una experiencia a sus 18 años cuando un tío de una novia lo llevase a dar una vuelta en una de esas máquinas a las que hoy rendimos culto.
Para quien escribe, escuchar esta nota de boca de Fernando fue realmente un momento muy ameno, pues su cero conocimiento tanto de mecánica como de manejo de motos, hizo que él se riese de él mismo al momento de contarla. Ya lo verán…
Fernando empieza diciendo: «me pico el tema de tener una Siam ya de grande…»
«Me imaginaba que era una moto que se podía arreglar fácil, un iluso yo…»
Por temas laborales empecé a necesitar cada vez más tener un cable a tierra por lo que intensifiqué la búsqueda de una motoneta
Para la Navidad del 2012, ví publicada en Bahía Blanca una Siam (Fernando es nacido en Bahía Blanca y tanto él como su señora tienen familia allá), que parecía estar completa y con papeles. Repito que nunca había tenido moto y ni idea tenía de una moto (y asi sigo hasta el día de hoy dice Fernando), por lo que le pido a un sobrino que la compre. Cuando viajo para las fiestas, lo llamo y le consulto si la había comprado…y, como era de esperar de un pibe, este se había olvidado del tema…
Estando yo en Bahía Blanca, llamo al propietario y le consulto por la moto, quien me invita a verla.
Charlando, llegamos a la conclusión que habíamos compartido el mismo colegio. Mientras hablábamos, vemos a Azurra (así denominamos a la Siam en mi familia), lavadita e inmaculada en el patio de la casa. Parecía que era para nosotros… pero no era así. Antes que nosotros había pasado una persona a reservarla de palabra. Quisimos convencerlo de que nos la venda y ofrecimos más dinero… pero todos mis esfuerzos fueron en vano. En el interior la palabra vale más que el dinero!
Como todos podrán imaginar, a mi sobrino le hice un rosario de puteadas, nos dice Fernando.
Lo último que le dije al propietario, fue que si se caía la operación yo estaba para comprar.
Apesadumbrados, nos volvimos a la casa de mi suegra, que esta a media hora de viaje. Cuando llegamos, mi suegra nos comenta que me llamó una persona por la moto, con lo que la alegría volvió a mi cuerpo. Lo llamo y me comenta que la persona que le había reservado la motoneta, se había ido a una playa cercana de Bahía Blanca, faltando a su palabra de ir a concretar la operación, por lo que el dueño decidió darle prioridad a Fernando.
Inmediatamente volvimos y cerramos la operación de compra…Tal era mi decisión de no dejar pasar la oprtunidad, que recuerdo como muy cómico que el ”boleto de compra venta» fue un manuscrito hecho en una hoja de cuaderno Gloria.
Si bien parece que la historia estuviese llegando a su fin, les comentamos que la historia de Fernando y Azurra recién está cerrando su primer paso.
Comenzaba ahora el tema de la transferencia y la verificación policial.
La moto no funcionaba, y yo había viajado a pasar las fiestas con la familia en Bahía Blanca (mi esposa e hijos, se quedaban allí todo el verano), así que mi mujer fue la responsable de hacer los tramites. Todavia escucho sus suaves palabras de cariño hacia “esa moto te que compraste…»
Para suerte mía, un compañero de colegio fue parte de la seccional donde debía hacer la verificación policial, así que me hizo el favor de hacer la inspección en la casa donde estaba mi mujer. Como suele pasar cuando uno verifica estos vehículos antiguos, el verificador no tenia noción de lo que era una Siam, así que no sabía donde estaban los números de motor y cuadro.
Como es de suponer, mucho menos sabíamos mi mujer y yo, que era un neófito total. Asi fue como entre los tres realizamos varias llamadas telefónicas y pudimos resolver el inconveniente. Todavía quedaba el alta de las patentes en la municipalidad, otro engorro y la transferencia….así que mi mujer, cuando puede me recuerda el tema. Finalmente la etapa de los trámites terminó y Azurra paso a nuestro nombre.
A mi siguiente viaje para visitar a la familia en Bahía Blanca, pudimos ponerla en marcha, pero…. ahi surgió un inconveniente, y era que yo no tenía idea de como funcionaba ni como se manejaba ese artefacto. Creo que recién depués de cerca de tres horas de intentar mantenerme arriba de la moto, pude hacer dos cuadras seguidas.
Viendo esta situación, decidí que lo mejor sería traerla a BA para que un experto la pusiera en línea y corrija aquellos defectos que sumados a mi falta de experiencia, hacían que intentar andar en ella fuese una tortura.
Y acá empieza mi historia con el CSBA. La moto no tenia tapizados, por lo que me puse en contacto con Alberto Michel, le compré los tapizados, y le pedí referencias de la parte mecánica.
Alberto me recomienda a Pablo Pastor, a quien voy a visitar rapidamente, que con su “amabilidad característica» me da un turno para un par de semanas después.
Armamos la logística para traer la Siam desde Bahía Blanca a Buenos Aires, e hicimos coincidir el recorrido del transporte para que pase por el taller de Pablo. Con este tema se dió la conocida ley de Murphy, que dice que todo lo que puede salir mal, va a salir mal, y el transporte llegó dos días mas tarde de lo pactado. Para este momento, Pablo había tomado otros trabajos y no tenía ni lugar en el taller ni tiempo para atender mi moto. Luego de algunas idas y vueltas, los planetas se alinearon y Pablo puedo poner manos en Azurra…
Durante el tiempo que duró la intervención de Pablo, me comenta que hay un “ grupo de gente” que tienen Siambrettas, que se juntan, que salen de viaje, que hacen encuentros de debate filosóficos (es decir que hacen unos buenos asados), etc. etc.
Me dice que el lugar de reunión es el Parque Irigoyen, en San Martín.
Arreglada la moto, me subo a probarla, y en media cuadra casi rompo varios autos.
Pablo, con mucho tino, me sugiere que él la llevaría a mi casa (vivimos cerca) para que haga mis primeras experiencias en el barrio, primero una vuelta a la manzana, luego otra y otra, así hasta ganar confianza.
Me pasó también algunos tips muy importantes para todo aquel que se sube por primera vez a una Siam y que es saber que las Siam..frenan poco y cuando quieren!
Así, empecé a “fumigar” mi barrio, fortificar mis piernas pateando no menos de 50 veces la motoneta cada vez que quería arrancar (alguno leyendo esta nota dirá que aún hoy estoy en proceso de aprender a patearla, y puede ser… en realidad las habilidades motrices no son mi fuerte), para finalmente, lograr dominar esta bestia indómita.
Finalmente llegó el día en que por primera vez voy al Parque Irigoyen, donde un señor muy locuaz y con un volumen de voz particular me recibe (…si, fue Lito). Luego me presenta a un señor muy serio con una libreta (siiiiiiii, el Dr. Pelassini), este se me acerca, me saluda…e inmediatamente detrás venia un señor con un casco en la mano, ofreciendo que colaboremos con el Club (el famoso Casco del Parque). Para una primera vez, me resulto todo muy extraño, pero la gente era simpática y hablaban apasionadamente de las Siam.
Me preguntaron cosas de las cuales no tenia ni idea (modelo, donde había conseguido algunas partes) y para no parecer que no sabia nada, asentía con la cabeza o mencionaba a Pablo Pastor como la persona que había resuelto los temas (en ese momento no distinguía modelos, partes, accesorios..etc). Para mí la Siam era una moto que para arrancarla había que darle cuerda con la patada, y mas o menos en el intento 50 arrancaba…y que si quería frenar, era mejor no acelerar….
Luego, a medida que el tiempo fue transcurriendo y escuchando a la gente del Club, fui aprendiendo.
Al momento de cerrar la nota, Fernando nos dice que: «por sobre todas las cosas, lo que más agradezco es poder ser parte de esta banda. En lo personal el proceso de integración al CSBA fue mi cable a tierra. Estaba saliendo de un trabajo donde tenía una gran antiguedad, y me costo mucho hacer ese duelo. Pero estar y ser parte del CSBA fue lo que me sostuvo, dado que la camadería, la solidaridad, y el compañerismo sin distinción alguna, hacen que el CSBA sea, supongo que para varios, un lugar donde compartir actividades y que terminamos sintiendo como un espacio de disfrute y felicidad grupal.
Hoy ya integrado, disfruto de ver las reacciones de quienes ingresan y como viven la experiencia de ser parte de esta banda.»
«Les dejo un abrazo a cada uno e inmensas gracias por dejarme ser parte».
Quienes escribimos «La moto del mes» no encontramos mejor forma de cerrar la nota que con estas palabras de Fernando, y no nos queda mas que decirle un MUCHAS GRACIAS inmenso por compartir esta historia y por su sentimiento para con el CSBA.
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Es muy buena esta nota ,jjaja ,felicitaciones a Mariano ,Mario y Fernando
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Es muy buema la nota ,jajaja felicitaciones a Mario Mariano y Fernando
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Gracias Leo ¡¡¡¡
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