Nota a Julio Cesar Gramajo (Lito), dueño de una Siam 125 LD modelo 1961 elegida «Moto del Mes» en octubre 2018 en el encuentro mensual que el CSBA lleva a cabo en el Parque Yrigoyen del partido de Gral. San Martín el primer sábado de cada mes.
Como hemos dicho ya en muchas oportunidades, la elección de la moto del mes siempre depara sorpresas. Esta vez, por tratarse de un histórico del club y al que todos los integrantes consideramos casi un emblema del nuestro CSBA.
Si señores, octubre premió a la Siambretta 125 LD de Julio Cesar Gramajo, mas conocido como Lito.
Personaje único si lo hay, valorado y reconocido por su su permanente actitud amiguera y solidaria, Lito es uno de esos tipos que no puede faltar en ninguna actividad del club, y que cuando falta, su ausencia no pasa desapercibida.
Llegado al club desde casi sus inicios, ha formado parte en varias ocasiones de la comisión directiva del CSBA y es un tipo al que siempre se tiene en cuenta al momento de tomar decisiones.
Es dueño de varias Siambrettas, pero todos sabemos que cuando habla de «su moto», se refiere a su hermosa 125 LD del año 1961 casi original, de la cual se jacta por no hacerle nunca nada y que a pesar de ello jamás lo deja a pie.
Cuando se le pregunta acerca de como arranco su interés por las Siambrettas, nos cuenta que entre sus 15 y 17 años, tuvo una Siam modelo D que también conocemos como Standard con manubrio alto y asiento enterizo, simulando ser una chooper, la cual tuvo que vender, como nos ha pasado a la mayoría, al momento de decidir pasar de las dos a las cuatro ruedas. Así fue que compró su primer auto, un De Carlo 700!
Pasaron muchos años para volver a disfrutar de lo que podríamos llamar su primer amor mecánico… la Siambretta.
A continuación, nos cuenta como es que llegó a él esta motoneta.
Asi las cosas, Lito nos relata que esta moto que saliese premiada en septiembre, estaba arrumbada en el lavadero donde él, por su trabajo, lleva a lavar los autos que arregla (Lito es chapista y tiene un muy lindo taller en la zona de Villa Urquiza). Un día, le pregunta por la motoneta al encargado del lavadero, dado que tenía interés en comprarla, pero el encargado le dijo que era de un vecino que la estaba armando para el hijo, y que por consiguiente, era imposible que quiera venderla. De todas maneras, Lito insistió con el tema en un par de ocasiones (los que conocemos a Lito sabemos hasta donde puede ir «el gordo» cuando se propone algo y que es capaz de alterar los nervios al tipo mas tranquilo del mundo), hasta que pudo hablar con el dueño de la moto, al que mas allá del interés demostrado, no logró convencer. Lito asumió que no era para él y que seguramente, otra Siambretta aparecería en su vida. Pasaron cerca de dos meses, se aproximaba fin de año, y Lito salía de vacaciones el 1° de enero, pero…. el 31 de diciembre recibe un llamado del encargado del lavadero, diciéndole que si le seguía interesando la moto, vaya de manera urgente a ver al dueño dado que este había decidido venderla y había aparecido un interesado, y que si él no iba se la vendía a este hombre.
Lito fue mas que corriendo y se puso de acuerdo con el dueño. Al explicarle que se estaba yendo de vacaciones, el dueño le dijo que no se haga problema, que se la pagase cuando volvíese pero que solo quería que se la lleve a su casa, ante lo cual nuestro gordo le dijo que no podía porque no le daba el tiempo para terminar de preparar las cosas para sus vacaciones. Así fué que esas vacaciones fueron las mas largas de su vida, dado que temía que, al volver, este hombre hubiese vendido la moto a otra persona o se hubiese arrepentido de venderla.
Para su alegría, volvió de vacaciones, y la moto lo estaba esperando! Fue a pagarla y retirarla, y todo salió tal lo pactado con el vendedor, de nombre Jorge.
Infló ambas gomas y camino cuatro cuadras empujando la moto, dado que la misma hacía como 20 años que no funcionaba.
Luego de algunas reparaciones precarias del carburador, la moto arrancó, pero de manera muy simpática Lito nos cuenta que iba al parque Saavedra, a siete cuadras de su taller, pero que siempre se volvía caminando porque no andaba mas que esas siete cuadras. Luego de mucho probar, llegó a la conclusión que el problema era el tanque de nafta sucio, asi que luego de varias limpiezas logró que la moto se volviese confiable.
Asi llegamos al día de hoy, donde la moto sigue funcionando a la perfección, y como dice Lito, llevandolo a todos lados.
En esta sección, nos hemos encargado de remarcar que aquí las premiadas son las motos, y no sus dueños, pero en el caso particular de Lito hay sobrados motivos para que el premio sea doble, para la moto y para el hombre. Y el porque está fundamentado en todo lo que nuestro querido gordo hace por el club y por todos sus compañeros, en cada ocasión que puede. Nos podríamos cansar de enumerar ejemplos, pero solo para citar algunos, tenemos la imagen de Lito con su camioneta haciendo de soporte a la caravana de Siambrettas toda y cada vez que salimos a la ruta, o los muchos casos en los que ha prestado y ofrecido sus motos cuando algún miembro tiene su moto rota y se aproxima una salida.
Desde acá, le agradecemos a Lito todo lo que hace por nuestro club y lo felicitamos por ser el fenómeno que es.
Hay una frase que dice que los hombres no dejan de jugar porque envejecen, sino que envejecen porque dejan de jugar. Posiblemente, será ese el secreto por el cual Lito no va a envejecer nunca!!!
Un mostro ,yo feliz de haberte conocido Lito,gracias por todo lo que haces
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