Queridos amigos del Club Siambretta; al verlos, me traen hermosos recuerdos de mi viaje, hace ya varios años, pero que guardo en mi corazón como si aún, me estaría sacando de mis zapatos, el polvo del camino…
Es un placer para mí, el contarles en breves palabras, mi hazaña con mi compañera, la Siambretta 125.
Yo, Bruno Gallo, un hombre italiano nacido en 1926, joven y aventurero, decidí, en 1951, ya viviendo en Argentina, emprender un viaje insólito para la época y los caminos que tenía éste país en esos años. Al principio.. llegar a la provincia de Mendoza…
En ese momento trabajaba en Banco Boston. Yo escuchaba sobre las provincias de este hermoso país, y no me sacaba la idea de recorrerlo. Así, que le hablé a mi jefe, pedí mis vacaciones, y con coraje, preparé mi moto Siambretta 125 con las cosas que necesitaría en mi recorrido, tan sólo, una valija de 60 x 30 cm.
Corría una mañana de verano de Diciembre en Buenos Aires, aún tranquila, entre calurosa y fresca. Hice los últimos ajustes, me subí a la que iba a ser mi compañera en ésta locura y emprendí el camino hacia la Cordillera de Los Andes – Mendoza, por donde cruzaría la majestuosa masa montañosa que tanto imaginaba en los relatos de mis compañeros de trabajo.
El camino fué tranquilo, sin lluvias, baja velocidad, luchando a veces contra el viento, pero mi compañera, firme en la marcha, apenas 60 km por hora me llevaba derecho al destino que elegí, como si fuera un corcel llevando a su jinete a la guerra.
De vez en cuando, debía parar para controlar el tema de las partes de mi moto, ya que eran caminos de ripio. Además para descansar en hoteles del camino y cargar combustible. El viaje en total me llevó 1 mes.
Cuando iba llegando a pocos kilómetros de mi destino deseado, se asomaban picos majestuosos, y mi emoción, mezcla de cansancio, tierra, hambre y sorpresa se iba acrecentando con cada kilómetro que avanzaba mi motoneta.
Ya al llegar a Mendoza, inspiré todo el aire que pudieran mis pulmones y sintiendo el placer de derrotar al viento y la distancia, me decidí a tomarme un baño y descansar en el Hotel Buenos Aires.
Repuesto del cansancio, tomé contacto con los motociclistas del lugar, que enseguida, fueron expandiendo la noticia de la llegada “ de un loco italiano que vino a Mendoza desde Buenos Aires en una Siambretta” y en un momento, como salidos de entre los pastizales, me vi rodeado de 50 motos agasajándome.
Obviamente, entre charlas, surgió el cenar juntos, cosa que enseguida acepté para así tener más tiempo de contar mi recorrido y saber sobre sus experiencias. En la mesa, ellos comentaban que no habían llegado jamás a superar los 3000 metros de altura en sus motos, y yo me empapé tanto de sus anhelos de llegar al Cristo Redentor (más de 3.800 mtrs. de altura), que empecé a volar dejando de escucharlos e imaginaba a mi Siambretta llegando al Cristo como si tuviera alas.
Al día siguiente, poniendo nuevamente en marcha a mi motoneta, después de verificar que estuviera todo en orden, emprendí mi viaje hacia la Aduana de Chile. La subida era por un camino de ripio por el que no volvería ya que la bajada sería por otro lado.
En mi llegada a la cima, o sea, al famoso Cristo Redentor (Paso de Uspallata) recuerdo el momento y me tienta a reírme sólo, porque no encontré en ese lugar, una persona sola que me sacara una fotografía, cosa que me quité las botas, y las colgué de mi moto, con un fondo que pudiera armar un cuadro para el recuerdo.
Era un día en donde había más de 1 metro y medio de nieve, que impedía que continuara aventurándome.
Entonces, muy amablemente me dieron alojamiento en un puesto de gendarmería. Este se extendió a 3 días, hasta que las condiciones del clima estuvieran mejor.
Allí arriba, me invitaron al observatorio a 4.000 mtrs de altura al limite con Chile, que tuvimos que llegar en lomo de mulas.
La bajada, en mulas y con mal tiempo, se hizo interminable, mis nervios, no dejaban que esbozara ni un mínimo gesto. Pero cuando de la base, nos vieron como hormigas bajar de la montaña, tiraron unos tiros en son de alegría por vernos sanos y salvos.
Como el tiempo continuaba bravío, como si un dios mitológico, me pusiera un límite a mi recorrido, decidí emprender el regreso desde el puesto del Cristo Redentor, pasando por un camino de curvas y contra curvas, bien llamado Caracoles. Luego Villavicencio y siguiendo por La Quebrada del Toro hacia la Capital. En el trayecto de bajada, mi fiel compañera, tuvo la única pinchadura que me haría descansar unos minutos, hasta poder solucionar su pequeña herida. Luego, seguimos con orgullo el trayecto.
Enterados de que “ el tano en Siambretta” estaba bajando, se juntaron a esperar mi llegada, que aún guardo en mi retina, esas caras de alegría y sus manos agitándose en forma de saludo emocionado… Yo me sentí un héroe y mi compañera, vibraba como relinchando en el grueso ripio.
La sorpresa más grande, fué que un diario local de un pueblito de Mendoza y luego un diario de la Ciudad, tras sacarme fotos, publicó mi hazaña en sus páginas como “la única persona que había llegado al Cristo Redentor en una Siambretta 125 ”
Nuevamente listo para regresar a Buenos Aires, por Córdoba a encontrar a mis seres queridos para colmarlos de mis historias.
Con todo mi corazón, a mis casi 92 años dejo a tan valioso grupo “ Club Siambretta” mis cordiales
Bruno y su flia.
saludos y un Gracias y hasta siempre!
Bruno Gallo
Grande Tano!! abrazo enorme,desde city bell,.
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Realmente emocionado , un relato impecable y una aventura digna de narrar , para quienes amamos estás » Máquinas» ,lo de Bruno nos enorgullece a Todos. Gracias x esto !!!!!
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LO CONOSCO A BRUNO HACE 40 AÑOS ES UN SER EXCEPCIONAL Y SE MERECE ESTE RECONOCIMIENTO CON SUS CASI 92 AÑOS «MUCHAS FELICIDADES» JUANITA ROQUE Y DIEGO.
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LO CONOSCO A BRUNO HACE 40 AÑOS ES UN SER EXCEPCIONAL Y SE MERECE EST RECONOCIMIEN MUCHAS FELIDADES PAR SUS JOVENES CASI 92 AÑOA CON TODO CARIÑO JUANITA ROQUE Y DIEGO.
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Hermoso relato de una aventura que se acrecienta con los años!!. Viajar en esos tiempos de parajes, en ciertos lugares, inhóspitos y llegar hasta donde llegó a semejantes alturas merece mi respeto y mis felicitaciones !! Bravo Bruno y su Siambretta !!!
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Un ídolo Bruno !!!
El abuelo de mi nuera Adriana.
Un orgullo para nosotros.
A su famosa Siambreta 125 le crecieron alas para llevarlo en su último viaje :
El viaje celestial.Nidia
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